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22 Los discípulos, muy tristes, comenzaron a preguntarle uno tras otro:

— ¿Acaso seré yo, Señor?

23 Jesús les contestó:

— El que va a traicionarme es uno que come en mi propio plato. 24 Es cierto que el Hijo del hombre tiene que seguir su camino, como dicen de él las Escrituras. Sin embargo, ¡ay de aquel que traiciona al Hijo del hombre! Mejor le sería no haber nacido.

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